Pasaporte al Paraiso

Entro en el comedor y el olor de las flores hace q me gire a mirarlas. Una botella de plástico cortada revestida con papel del aluminio hace las veces de jarrón. El rosal de mi patio da unas rosas d olor escandaloso. No me gusta q nadie me regale flores, pero me encantan las que me regala mi rosal.

Mi rosal. Q acusado tenemos el sentido de la propiedad. Quien lo habrá plantado? quizás una adorable señora muy madrugadora q, apenas salía el sol, ya estaba tijera en mano arreglando el jardín. Pero tampoco es suyo este rosal pq no puede ser de nadie. No es mía la casa en la q vivo, ni la ropa q visto. No son míos ni mis hijos ni mi marido, ni mi madre, ni la chocolatina q saqué de la máquina esta mañana, ni siquiera mi pelo es mío. No es mío el número de teléfono por el q me encuentran mis amigos, q tampoco son míos…

Q me llevaré d todas estas, mis cosas? Me acompañará alguien tal vez? Espero q no… Sin embargo vendrá conmigo, seguro, el odio q haya profesado, todo el rencor q haya guardado… las mentiras q hubiere inventado, y las envidias q hubiese coleccionado… Traiciones, resentimientos, malevolencias varias y demás estigmas para nuestra alma…

Al final, en todas las cuestiones d la vida, indiferentemente de lo relevantes q sean, solo hay dos opciones para resolver las cosas: bien o mal. Y con pocas excepciones, todos distinguimos sin mucha cultura (q tampoco podemos llevarnos) q´ es lo q hay q hacer para estar en paz con uno mismo y con el resto del mundo. Cada papel en la papelera es uno menos q recoger. AMAR suma puntos y nunca es tarde para sacarse ese carnet.