viernes, 14 de noviembre de 2008

Necesitas una razón...

Necesitas una razón para sacarme de ti. Tú crees que te peso y no soy yo. Ni es el amor. Es el plomo que tú has dejado entrar en tu corazón y que intentará teñir de gris todos tus sentidos.

Tu gran contradicción… (¿parece una canción?), te hace someterte a tu cruel tiranía cada día. Te impide disfrutar de la absoluta perfección que elegiste un día para ti y para tu vida… Y que te niegas a recuperar como castigando tu incomprensión del sentimiento general ajeno…
Y todo esto no tendría demasiado sentido para mí, sino fuera porque mi capacidad empática me obliga a sentirte como si tu corazón latiera en mi pecho mientras estás a mi lado, y mi piel necesita envolver tu piel para protegerte de ti mismo, aunque solo sea durante el breve suspiro de tu vida que compartes conmigo…


Sueño… que un día te ves por un instante a través de mis ojos… y distingues al niño que yo veo, un tanto encogido y asustado, y te apiadas de él y le perdonas. Le concedes tu perdón porque lo harías casi por cualquier individuo que se te cruzara delante en un mal momento… y te lo debes ya que eres lo único que tienes (y esta es la verdad más absoluta e indiscutible de esta carta-canción).


Tus valores sobre la vida y la muerte, el bien y el mal, los placeres y el sufrimiento… los conozco bien porque los siento como tú. Y el amor… no viene ni se va con una mujer. El amor ya está ahí, debajo de todo ese peso dentro de tu corazón. LIBÉRALO y no necesitarás ninguna razón para sacarme de tu vida, ni a mí ni a ninguna otra. Siéntelo y vívelo ahora, disfruta y observa como viene y va… y cuando se quede… quita el plomo para que quepa!! Te sentirás mucho más liviano por SIEMPRE!! ;P

Te quiero (y no preguntes).

No hay comentarios: